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“El niño que llora” se refiere a una serie de retratos de niños llorando, muy populares en los años 1950 y 1960.

La obra más famosa de esta serie fue realizada por el artista italiano Giovanni Bragolin, también conocido como Bruno Amadio.

La popularidad de estas pinturas dio lugar a varias leyendas urbanas. La más famosa es la creencia de que las pinturas estaban malditas. Se decía que las casas donde se colgaban estas pinturas sufrían incendios inexplicables, pero las pinturas siempre sobrevivían intactas.

Esta leyenda fue alimentada por reportajes en la prensa sensacionalista y contribuyó a la notoriedad de las obras.

“El niño que llora” dejó una huella en la cultura popular. A pesar del miedo asociado con las leyendas, muchas personas todavía se sienten atraídas por la poderosa emotividad de los retratos.