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Los estados provinciales y los privados transitan una senda de aprendizajes y desafíos que buscan aceitar, con el fin de emprender negocios prósperos. Entienden que no alcanza con disponer de los recursos, sino de encarar con firmeza planes estratégicos sostenibles.

San Juan y Mendoza comparten una historia en común. Son representantes del oeste argentino, con la vitivinicultura como centro económico durante buena parte del siglo pasado. Ambas se vieron marcadas por la sismicidad, el clima seco y la Cordillera de los Andes como un difícil obstáculo a sortear hacia el oeste.

A pesar de esas agendas en común, se desarrollaron en paralelo, a ritmos distintos y con resultados diferentes. En la actualidad, comparten otro rasgo común: conforman una de las regiones con mayor potencial para la minería del cobre, por sus condiciones geológicas.

De esta manera, el sector minero se presenta como una oportunidad para cambiar una historia de tracción por separado. Esta es la opinión que comparten los actores del sector privado y público de ambas provincias, desde cámaras empresariales hasta autoridades del Estado.

Consultados por Cuyo Minero, ven posible e incluso deseable un desarrollo basado en la complementariedad y la sinergia entre las provincias. También coinciden en cuáles son los temas centrales sobre los que es posible trabajar, y de esa manera identifican tres ejes vertebrales: infraestructura, desarrollo de proveedores y formación profesional.

Estos ejes no son nuevos, sino que atraviesan las discusiones sobre el sector minero a nivel local en cada una de las provincias productoras. También fueron clave en el desarrollo vitivinícola. En Mendoza, que hoy representa el 70% de la producción nacional de esta industria, se creó la primera escuela de enología del país en el siglo XIX. La conexión por ruta a Chile y el funcionamiento del ferrocarril sin interrupciones marcaron su capacidad logística.

En San Juan también avanzó la producción de vinos, pero no al mismo ritmo que en su vecina, ya que hoy representa el 25% de la producción del país.

En materia de minería, la historia hasta ahora es inversa. Al norte, la producción metalífera se desarrolló en las últimas dos décadas hasta convertir a la provincia en la principal exportadora de oro y plata. Tiene cinco yacimientos de cobre en etapas muy avanzadas de exploración y un sector de proveedores especializado. Este crecimiento se vio influenciado por una exploración sostenida en los últimos 20 años, sumado a carreras vinculadas a la industria en sus escuelas y universidad.